domingo, 20 de octubre de 2019

Sobre el origen romano del castaño

El castaño (Castanea sativa) es un árbol originario de Asia occidental, de gran porte, de excelente madera, con frutos comestibles muy calóricos que se consumen en temporada, cocidos o asados, o a lo largo del año, secos (castañas pilongas, nombre que de manera equívoca también se le da a los frutos del castaño de indias) o confitados; pero que tiene escasa relevancia en la alimentación actual, tanto humana como animal. En el pasado, sin embargo, sí tuvo más peso en ese aspecto, especialmente en poblaciones aisladas y en épocas de hambruna, siempre entre la gente de clase social más desfavorecida. La difusión en Europa a partir del siglo XVII de la patata y el maíz, limitó aún más su uso como alimento básico entre los pobres.

El castaño forma en España, casi siempre en combinación con otras especies arbóreas, bosques medianamente importantes sobre todo en el norte, desde Galicia a Cataluña, y en el oeste de Castilla y León. En muchos lugares es más un frutal –se desmocha, se poda, se injerta y se trata con vistas únicamente a la producción de castañas que un árbol salvaje.

¿Cuál es el origen de los castaños que pueblan Europa? La respuesta más satisfactoria a esta pregunta ha surgido no hace muchos años. ¿Fueron los romanos, como generalmente se acepta, los que introdujeron el castaño en la península ibérica para alimentar con sus frutos a su ejército?

El castaño, como los demás árboles, produce polen, que contiene sus células sexuales masculinas. Cada microscópico grano de polen tiene que realizar un viaje largo y difícil para encontrar un óvulo que fecundar, por lo que resulta muy resistente a muchos agentes destructivos y, en condiciones favorables, puede conservarse fosilizado durante cientos de miles de años; además, en cada especie vegetal los granos de polen tienen una apariencia propia por lo que, si pueden ser observados con nitidez, resultan excelentes identificadores. La parte de la botánica que estudia el polen se llama palinología y, como es fácil de entender, no existiría sin el microscopio, instrumento que en su moderna versión electrónica puede aumentar la imagen de determinadas muestras hasta un millón de veces.

Cuando los palinólogos han aplicado sus conocimientos y los medios técnicos a su disposición en yacimientos prerromanos de la Península han encontrado en algunos polen de Castanea sativa; por tanto, caso cerrado: había castaños en Iberia antes que llegaran los romanos.

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